Necesidad urgente para hacer de vientre (texto de humor)
Parada de Autobuses Caracas-Aeropuerto de MaiquetÃa, 3.15 p.m. :
Pequeño malestar causado por un cólico intestinal, nada que una buena orinada o un buen peo no pudiera aliviar, pero atrasado como estaba para agarrar el autobús que me llevarÃa al otro aeropuerto de MaiquetÃa de donde partirÃa rumbo a Houston en un viaje de negocios, resolvà aguantar un poco. "Al fin y al cabo son solo 15 minutos de aquà a allá. Llegando tengo tiempo de sobra para echar una meadita tranquilo" – pensé.
El avión partirÃa a las 4:30. Entrando al autobús, sin sanitarios, sentà la primera contracción y caà en cuenta de que mi embarazo fecal habÃa llegado al noveno mes y que parirÃa de cuclillas tan pronto como entrara al baño del aeropuerto. Volteé hacia un amigo que me acompañaba y sutilmente le dije: "Pana, casi no puedo esperar a llegar a ese aeropuerto de mierda porque necesito soltar uno de los grandes". En ese momento, sentà como un zamurro pellizcándome los interiores, pero le puse fuerza de voluntad y apreté con fuerza ese culo.
El autobús ni siquiera habÃa arrancado cuando para mi desespero una voz dijo por las cornetas: "Señoras y señores, nuestro trayecto entre Caracas y el aeropuerto se llevará alrededor de una hora debido a un gran trancón que hay en la autopista".
Entonces ese zamurro interno se volvió como loco, queriendo salir a cualquier costo. Hice un esfuerzo hercúleo para aguantar el tren de mierda que estaba a punto de llegar a la estación anal a cualquier momento. Sudaba frió y en chorros.
Mi amigo se dio cuenta, y como buen amigo que era aprovechó para carraspear un poco la garganta. El alivio provisional me indicaba que por lo menos por ahora las cosas se habÃan aplacado.
Intentaba distraerme viendo el paisaje, pero solo conseguÃa pensar en un baño con una poceta tan blanca y tan limpia que cualquiera podrÃa almorzar encima. ¿Y el papel toilette entonces? Blanco y suave, con textura y perfume y – oops !! sentà un bulto acolchonado entre mi trasero y el asiento del autobús, y me di cuenta consternado que me habÃa cagado. Un pupú sólido y comprimido de esos que dan orgullo de padre. De esos que dan ganas de llamar a los amigos y parientes, e invitarlos a apreciar, aún en la poceta, tan perfecta obra: daba hasta para exponerlo en una bienal. Pero sin dudas, no era este el caso. Miré a mi amigo, buscando un poco de solidaridad, y confesé seriamente: "Mi pana, me cagué". Cuando terminó de reÃrse, como cinco minutos después, me aconsejó que me quedara en el peaje de la autopista y que me limpiara en cualquier parte. Pero decidà continuar, pues ahora todo estaba bajo control. "Qué carajo, me limpio en el aeropuerto" - pensé - "peor que esto no puedo estar".
Ni siquiera se habÃa movido de nuevo el autobús, y el cólico comenzó fuerte. Me concentré mirando un punto fijo, me agarré de la silla, pero no lo pude evitar, y sin mucha ceremonia o anunciación vino el segundo deslave de mierda. Esta vez como pasta al dente. Eso fue mierda para todos lados, borrando, calentando y empegostando nalgas, interiores, faldas de la camisa, piernas, pantorrillas, pantalones, medias y pies. Y un cólico más anunciando más mierda, ahora lÃquida, de las que queman el aire saliendo rumbo a la libertad. Y después un peo tipo sonoro, que ni siquiera intenté aguantar. A fin de cuentas, ¿qué era un peÃto para quien ya está todo cagado? Ahora, el peo que le siguió fue como pesado, porque me cagué por cuarta vez !!!. Recordé a un amigo que una vez tenÃa tanta cagalera que decidió ponerse un modess en los interiores, pero se la puso con las lÃneas adhesivas hacia arriba y cuando se lo fue a quitar se llevó juntos la mitad de los pelos del culo. Pero era demasiado tarde para tal artificio absorbente. HabÃa menstruado tanta mierda que ni un camión cisterna a presión podÃa ayudarme a limpiar tanto desastre.
Finalmente, llegué al aeropuerto y saliendo como un bólido (pero con pasos cortos) le pedà a mi amigo que recogiera mi maleta del maletero y la llevara al baño del aeropuerto para que pudiera cambiarme de ropa. Corrà al baño y entrando de compartimiento en compartimiento, constaté la ausencia de papel higiénico en todos los cinco. Miré al cielo y blasfemé "Coño e' la Madre !!! ? Ya basta ...!!!, ¿no?". Entré en el último, sin papel, y me quité toda la ropa para analizar mi situación (que concluà que era como el fin del pozo) y esperar mi maleta con ropas limpiecitas y olorosas, y con eso un poco de dignidad para terminar el dÃa.
Mi amigo entró al baño apurado, ya habÃa hecho el chequeo de las maletas e iba corriendo a intentar aguantar el avión. Me tiró por encima de la puerta el boarding pass y un maletÃn de mano, y salió antes de que yo pudiera recordarle a su mamá. El muy coño e' madre habÃa despachado mi maleta con ropas. En el maletÃn de mano solo tenÃa un puto pulóver con cuello en V. Desesperado, comencé a analizar cuáles de mis ropas serÃan de alguna manera aprovechables. Los interiores: a la basura; la camisa: era historia; los pantalones estaban tan deplorables y habÃan cambiado de color como las medias, que fueron teñidas de mierda; mis zapatos sacaron un 3 en una escala del 1 al 20. TendrÃa que improvisar: la inventiva es la madre de la necesidad en estos casos.
Entonces, transformé una simple poceta en una magnÃfica lavadora. Volteé los pantalones del lado inverso, me agarré de la barra, y sumergà la parte sucia en el agua. Comencé a bajar el agua una y otra vez, hasta que la mayor parte de la mierda se desprendiera.
Estaba listo para embarcar. Salà del baño y atravesé el aeropuerto con dirección a la puerta de embarque usando zapatos sin medias, los pantalones al revés mojados de la cintura hasta las rodillas (no exactamente limpios) y el pulóver con cuello en V, sin camisa. Pero caminaba con la dignidad de un Lord. Embarqué en el avión, donde todos los pasajeros estaban esperando sonrientes al "CAGÓN QUE ESTABA EN EL BAÑO". Algunos no aguantaron y reventaron a reÃr. Con la frente bien alta atravesé entonces el corredor hasta mi asiento, al lado de mi amigo que no paraba de reÃrse a carcajadas.
La aeromoza, muerta de risa, me preguntó si necesitaba algo. Llegué a pensar pedirle una guillette para cortarme las venas, o 130 toallines perfumados para disfrazar el olor de fosa común, pero decidà responderle: "NADA, MUCHAS GRACIAS, YO SOLO QUIERO OLVIDARME DE ESTE DIA DE MIERDA"
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